miércoles, 23 de marzo de 2011


Los soldados que esperan el final de una larga batalla

Custodiaron el Sur en 1982, pero no los reconocen como veteranos

Sábado 27 de febrero de 2010 | Publicado en edición impresa
Los soldados que esperan el final de una larga batalla
El campamento de los que exigen ser reconocidos como veteranos lleva dos años en la Plaza de Mayo. Foto LA NACION / Hernán Zenteno
Aprieta los labios contra el cigarrillo y contiene las lágrimas; le cuesta repetir la historia. A Eduardo Zavala la imagen de los cuerpos mutilados de sus compañeros que llegan con cada ola lo persigue desde hace 28 años. "No hay psicólogos para eso", dice.
Cuando la soberanía nacional sobre las Malvinas vuelve a ser materia de debate, anteayer cumplió dos años el campamento en la Plaza de Mayo de los ex soldados que reclaman ser reconocidos como veteranos luego de defender la costa de la Patagonia durante la guerra.
El 29 de abril de 1982, el Liceo Militar General Roca de Comodoro Rivadavia envió dos helicópteros a patrullar la zona de Caleta Olivia, tras recibir información sobre un posible desembarco de comandos ingleses. Luego se supo que se habían visto dos submarinos enemigos.
"Fuimos en misión de combate. Hicimos guardia en los acantilados y, por la mañana, volvimos a los helicópteros", cuenta Zavala.
Al mediodía del 30, los pedazos del AE419 al mando del teniente coronel Miguel Angel Clodoveo Arévalo flotaban en las aguas de Caleta Olivia. Y aunque para el Ejército fue un accidente, a Zavala y sus compañeros, que recogieron los restos de los diez tripulantes y los metieron en bolsas, les ordenaron que no podían "decir nada".
Los fallecidos figuran en los cenotafios de la plaza San Martín, de Retiro, y de Darwin, en las islas. Ellos fueron reconocidos como veteranos, pero no los sobrevivientes.
El relato de Zavala a LA NACION ocurre en una carpa oscura y húmeda, donde se apilan cuatro catres, un ventilador y algunas fotos. Afuera, banderas blancas y celestes con consignas patrióticas atraen a los turistas extranjeros que recorren la Plaza de Mayo. Allí, desde el 25 de febrero de 2008, unos 300 ex soldados protestan en nombre de los 8000 porque el Estado los reconozca.
"Pozos de zorro"
Tulio Fraboschi, presidente de la Agrupación Campamento TOAS (Teatro de Operaciones del Atlántico Sur), dice que historias como la de Zavala prueban que la guerra también involucró a los regimientos que custodiaban las bases continentales al sur del paralelo 42, en Chubut, desde donde partían los vuelos de ataque y abastecimiento. "Parece que hay que estar muerto para que te reconozcan", se lamenta.
"Yo dormía en pozos de zorro, cargaba un Hércules en plena noche con temperaturas bajo cero y me aterraba la posibilidad de un bombardeo, no estaba tirado en una playa", cuenta Fraboschi. Uno de sus compañeros, Luis Giannini, explica: "Todos fuimos por lo mismo y las consecuencias de la guerra las pagamos todos; nosotros contribuimos al conflicto en forma directa".
La situación de estos ex soldados, sin embargo, quedó en un limbo legal. Aunque les ordenaron vigilar, defender y garantizar el territorio, la legislación sólo contempla a quienes estuvieron fuera del continente. "El problema de nuestro reconocimiento es operacional, no geográfico", sostiene Fraboschi. Dice que existe "un monopolio de Malvinas que pasa por una cuestión de caja, y no de honores".
En 2009, sin embargo, la comisión de Defensa de la Cámara de Diputados dio dictamen favorable al proyecto de ley del entonces legislador Jorge Villaverde, que pretendía ampliar el concepto de veterano a quienes estuvieron afectados a "áreas de riesgo específicas de incidencia operativa". "El problema está cuando sale de ahí, porque no hay voluntad del oficialismo para avanzar en ese tema", dice Villaverde a LA NACION. "El Ejecutivo tiene todas las facultades para dar las pensiones que les corresponden", sostiene.
Los veteranos no reconocidos creen que su situación no se resuelve porque muchos de los 23.000 ex soldados que reciben los beneficios "no quieren abrir la caja, ya que todavía pelean para que les den lo que se debe de 1982 a 1990".
"Fuimos y caminamos juntos -rememora Giannini-, no sé por qué tienen tanto rencor."
Federico Ibáñez 

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