viernes, 25 de febrero de 2011

Sin solución, cumple 3 años un acampe en Plaza de Mayo

25/02/11 Son conscriptos que no estuvieron en las islas y reclaman la pensión como veteranos. Se turnan Para cuidar la carpa, hecha con chapas y lonas, y sólo uno de ellos vive ahí en forma permanente. SPgB Es una protesta de ex soldados de Malvinas
PorNORA SÁNCHEZ 
Plaza de Mayo
Aparecieron en Plaza de Mayo un verano, atrincherados enuna carpa hecha con lonas, maderas y cañas , ubicada frente al Ministerio de Economía. Nadie sabía qué querían, pero perseveraron. Hoy el acampe de los ex conscriptos que piden que el Estado los reconozca como veteranos de guerra cumple 3 años y supera a los 1.003 días de la Carpa Blanca frente al Congreso . Y ya es parte del paisaje , como la Pirámide de Mayo.
“La decisión de acampar fue una medida pacífica, para protestar sin estorbar cortando calles o puentes”, dice Tulio Fraboschi, presidente de la Asociación Civil Veteranos de Guerra TOAS Plaza de Mayo. Hacía años que buscaban sin éxito el apoyo de legisladores y funcionarios. ¿Su objetivo? Que el Estado los reconozca como veteranos de guerra porque en 1982, siendo conscriptos, participaron en acciones en diferentes puntos del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur. “Aunque no hayamos ido a las islas, estuvimos en zonas de riesgo. En el continente hubo 17 muertos”, afirman.
Las chapas y lonas que hacen las veces de techo de la carpa sufrieron la lluvia. Dos ex soldados tratan de acomodarlas para eliminar las goteras. Otros toman mate, acompañados por una perra color café con leche que los “adoptó” hace meses. “No es nuestra primera mascota. También tuvimos un perro negro, que era un cazabombas. Cada vez que había manifestaciones se aparecía con un mortero en la boca con la bomba de estruendo todavía adentro”, cuenta Tulio.
En una garrafa cocinan guisos. Cada uno aporta lo que puede: víveres, $ 20. Y a veces, los empleados del Banco Nación les alcanzan empanadas, pizza o lo que tengan a mano. El dinero que juntan también les sirve para renovar las pancartas. “Basta de falsos combatientes”, dice una, dirigida a quienes los acusan a ellos de serlo. “ Muchos de los 23.000 veteranos reconocidos que cobran pensiones de guerra no participaron en el conflicto –denuncia Fraboschi–. Ahora las Fuerzas Armadas están preparando un padrón con los nombres de los soldados que fuimos desplazados en cumplimiento de órdenes de defensa durante la guerra. Somos unos 9.000”.
“No me importa la actitud que adopten los veteranos que sí están reconocidos. A mí el que me tiene que reconocer es el Estado”, insiste Fabio Durante, que por la guerra fue trasladado a Río Gallegos. Ahora es electromecánico y jura que relegó mucho a nivel familiar y laboral para estar en el acampe.
La Asociación tiene 800 miembros de 47 a 49 años , que cumplen turnos para cuidar la carpa y charlar sobre su causa con la gente que pasa y los turistas. Van rotando, pero siempre hay diez de guardia . Sólo uno, Daniel Repetto, vive en forma permanente y se ocupa de la logística, incluyendo la limpieza y la organización de las comidas.
El resto, tiene una vida afuera. “Soy analista de sistemas. Tengo trabajo, familia, casa y auto. Cumplo turnos por honor. Cada uno se queda lo que puede”, dice Marcos Medina. El 30 de abril de 1982, fue derribado un helicóptero argentino en Caleta Olivia y murieron diez militares. Medina iba en el otro helicóptero que, como el caído, debía buscar a un grupo comando británico que, según creían, estaba escondido en una estancia en el continente. “Bajamos y vimos los cuerpos de nuestros compañeros destrozados –recuerda–.
Los diez están reconocidos como combatientes, pero nosotros que cumplíamos las mismas órdenes y corríamos el mismo peligro, no ”. Este tipo de historias son las que se cuentan por las noches, entre mates y juegos de cartas, para sobrellevar las horas de un campamento que parece eterno.

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